VISITA DE LOS ALUMNOS DE 2º ESO A ALCÁNTARA


Crónica de la visita a Alcántara y el Parque del Tajo Internacional con los alumnos de 2º de E.S.O. 19 de abril de 2016.

Partimos a primera hora desde el instituto hacia el pueblo de Alcántara. Las previsiones meteorológicas indicaban que sería una jornada lluviosa y desde el primer momento vimos que, desgraciadamente para nosotros, iban a ser acertadas. Tras una hora de viaje en autobús, disfrutando de un paisaje de dehesa en su máximo esplendor con encinas brotando y jaras, cantuesos o retamas en plena floración, llegamos al municipio de Alcántara.               

Nos dirigimos al centro de interpretación del Parque del Tajo donde Esther, la monitora, nos explicó cuál era la extensión y localización del parque, así como los municipios que quedaban dentro de su territorio; también nos ilustró con imágenes, explicaciones y un fantástico y ameno vídeo de las principales especies vegetales y animales que podemos encontrar en el parque. Las que más llamaron la atención a los alumnos fueron el lirio amarillo en lo referente a la flora, y la cigüeña negra y las aves rapaces en el ámbito de la fauna.

Al finalizar la visita al centro, repusimos fuerzas con una rápida merienda y, ante la tregua que nos había proporcionado la lluvia, decidimos comenzar nuestra ruta y encaminarnos hacia el mirador (que se localiza) sobre el río Tajo. La ruta comienza en el centro del pueblo y debemos atravesarlo para llegar al sendero. Dentro del pueblo pasamos por algunos rincones dignos de mención como la plaza de la Corredera con su suelo empedrado, al estilo de la “calçada portuguesa”, que dibuja el emblema de la Orden de Alcántara y el majestuoso, blasonado y destruido Palacio de los Condes de Torreorgaz. Unos metros más allá desaparecen las casas y arranca el sendero encajonado entre paredes de piedra que nos separan de vacas, ovejas y caballos que miran al pasar una multitud colorida de paraguas abiertos ante las primeras gotas de lluvia.

Pocos minutos después llegamos al mirador, donde se abre ante nosotros el valle del río Tajo, atravesado por el majestuoso puente romano que parece amenazado o protegido, quién sabe, por la impresionante presa de la central hidroeléctrica. No existen palabras para describir este entorno y estas vistas. Tras las fotografías de rigor continuamos nuestra ruta por un desfiladero que nos lleva de vuelta al pueblo con una fuerte lluvia que nos impide disfrutar del camino. No obstante podemos percibir las esencias anisadas del hinojo y las mentoladas de los brotes de poleo.
  
Cuando por fin regresamos a Alcántara realizamos la última visita al conventual de San Benito. Una primera vista del exterior nos permite apreciar el poder que aquí tuvo la orden de San Julián de Pereiro, posteriormente conocida como Orden de Alcántara. Una vez dentro, Adrián, un profesor de Latín y Griego reconvertido en guía turístico, nos muestra todos los rincones de este espacio que sobrecoge, sobre todo la inacabada iglesia de tres ábsides con preciosas bóvedas de crucería y enormes escudos imperiales en sus muros interiores. Con esto finalizamos nuestra jornada, no sin antes pararnos unos segundos a contemplar el puente que da nombre a la villa. Una obra de ingeniería diseñada para “durar mientras dure el mundo”, como reza una inscripción que se encuentra a la entrada del puente.

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